Primero visitamos el museo minero, donde entramos en una reproducción de una mina romana, y donde vimos antiguos trenes y muchos minerales.
Luego, visitamos una mina a cielo abierto y nos pusimos unos cascos. Nos quedaban un poco grandes pero... ¡Estábamos muy guapos!
Antes de comer nos montamos en el ferrocarril turístico minero y desde allí contemplamos el hermoso paisaje y el famoso río Tinto.
Por último, estuvimos en una antigua casa del barrio inglés de estilo victoriano. Tantas visitas nos dejaron agotados pero volvimos a casa con muy buen sabor de boca.
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